Drive (2011, Nicolas Winding Refn)

El latido del conductor que conduce un auto clásico

[ por: Alejandro Trejo Z. ]

«Drive» es una película sensacional, adjetivo que proviene o tal vez nace del término sensación, con todos los atributos que esta mágica palabra lleva implícitos. Es rotunda y profunda pero tiende al milagro de la simplificación, como su título, pues no es sólo una película que nos enseñe las variantes semánticas ni el abanico de analogías conceptuales que puede implicar una palabra como “conducción”, es mucho más que eso. Sea como fuere, el arte de hacer simple lo enorme siempre fue una cualidad de ganadores, no siendo necesariamente conocedores del éxito. Digo esto porque desconozco si por estas latitudes una película como Drive cuyo lema de construcción es “menos es más”, tendrá éxito o no, algo verdaderamente secundario, viendo como en ella el arte se domina y entran en juego… las sensaciones.

La pausa, la quietud, el ritmo y el brillo que le dan textura a esta película, quizás sean iguales o más importantes que el actor protagonista, Ryan Gosling, el que permanentemente nos evoca con su economía de gestos y diálogos a los clásicos de este género actoral: Bronson, Lee Marvin, Van Cleef, Marlon Brando y otros del cine negro. Es la luz la que empapa todo, inquietantes luces y sombras, el tratamiento de cada reflejo, buscado y provocado técnicamente o tal vez regalado azarosa y milagrosamente por fisuras escenográficas.

Detrás de esta pausa y lentitud anacrónica por la que transita esta trama sin época ni tiempo, se esconde bajo la sábana un nervio y una tensión que en cuanto lo percibas te mantendrá inquieto e hipnotizado. Incluso puede que tu corazón y tu pulso se aceleren. Una amenaza se oculta bajo el follaje. Es como un permanente entre líneas un segundo guión que intenta entrar, a como dé lugar, en lo que estamos viendo concretamente en la pantalla y que no da un segundo de tregua. Por momentos el suspense del que alardeaba Alfred nos gobierna. Pero una vez que este ha tocado techo llega la calma y las imágenes cinéticas empiezan a sosegarse, como una fiera felina que se autocontrola bajando sus latidos y su respiración agitada, pero que se sabe salvaje e indómita, y que no podrá revelarse, mientras transcurre la película, ante su misteriosa e impredecible naturaleza.

La otra cara de la moneda es una historia de amor silente, de miradas de reojo y calladas. Un encuentro enmarcado por una urbe sucia y asfaltada sin piedad, donde un pequeño y contaminado riachuelo es una joya extinta y valiosa para los ojos de un niño.  Dos almas que previamente algo buscaban, sin necesidad de saber qué, pero que simplemente y sin motivo aparente se encuentran. Encuentros de tacto fino y suave, penetrados por los millones de matices que la luz cinematográfica del sol de aquel día envía añadiendo nuevas tonalidades al verde, al rojo o al azul de sus vestimentas. Amor sin sexo y sincero de dos seres de sentimientos humildes, pero que son arrastrados por la motivación hipócrita de no querer verse en el espejo roto del amor imposible  y el sino trágico y castigador, de intentar burlar al destino y traicionar a los dioses que gobiernan su miserable entorno.

Finalmente, las ocasiones en que el director de esta gran película, Nicolas Winding Refn, arroja la moneda al aire y esta cae de canto y rueda por algunos segundos por el asfalto, nos ayuda a recuperarnos de cada golpe silencioso, ciego, sangriento y descarnado que nos propina. Se agradece este acto piadoso de su parte. También puede ocurrir que a pesar de esos leves descansos que te brinda la película Drive, acabes a pocos segundos del the end, noqueado, apuñalado y triste al corroborar junto al protagonista que al final de la carretera y conduciendo a 150 km.ph, solo hay dos opciones: que el escorpión que llevas de copiloto no resista mas y clave su aguijón en tu cuello o bien que el túnel que se acerca puede carecer de salida y luz.

PD.: Disfruten, olvídense del tiempo y revisen los frenos del auto…

 

 


Alejandro Trejo Z. es un actor de teatro, televisión y doblaje chileno. Entre sus principales trabajos se cuentan la película «Taxi para tres», por la cual recibió el premio a «Mejor Actor» en el Festival de Cine de Manila. Como director se ha destacado con «La comarca del jazmín», de Oscar Castro; Crónicas marcianas, de Bradbury; «El libro de Rebeca», de Benjamín Galemiri; Loco afán, de Pedro Lemebel, El desvarío, de Jorge Díaz, entre otros. En cine, destacan sus actuaciones en Taxi para tres, El chacotero sentimental, Subterra, Machuca, Gente Decente, y Los Debutantes.Trejo además es un actor de doblaje que lleva más de 20 años en ese negocio, prestando su voz para diversos comerciales, series y documentales de televisión.

 

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