Melancholia (2011, Lars von Trier)

[ por: Luis Felipe Zúñiga ]

En un año de agitación fatalista y predicciones de medio pelo, es menester preguntarse cuánto de cierto tienen aquellos populares presagios que intentan dilucidar el porqué de estas rarezas físicas. Sin embargo, muchas veces las respuestas trascienden la teoría cósmica.

Muy lejos del soporte racional antes mencionado, el cineasta danés Lars Von Trier, en un apocalíptico relato estrenado el 2011 en Cannes, expuso, en el plano de la ficción, una de las más volátiles conjeturas sobre el fin de los días: en plena celebración de sus nupcias, Justine (Kirsten Dunst) cae en un profundo cuadro depresivo, colapso psicológico que llevará hasta a la mismísima Tierra a colisionar con Melancolía, planeta que da título al filme encaminado a un nefasto choque astral. Dicho cuerpo celeste se presenta como el más perverso de los antagonistas, su letal trayecto es irrenunciable, difuminará cualquier rastro terrestre en un breve lapso de tiempo.

Las preguntas asomadas son pura desesperanza. ¿Qué ocurre después del (supuesto) día más feliz de tu vida? ¿Queda dicha disponible que rellene el oscuro vacío existencial surgido una vez en la cima del goce? Para el controvertido realizador escandinavo, parece que no hay cabida siquiera para ilusiones. Para nosotros aún queda un atisbo de aliento vital. Hace días Venus orbitó por entre el Sol y la Tierra. Pasó lejos de acá. Al parecer, no somos tan infelices.

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