La Pasión de Michelangelo

Estreno el Jueves 18 de abril

Una de las películas que estamos esperando ver hace un tiempo es «La Pasión de Michelangelo», de Esteban Larraín (Alicia en el País), protagonizada por Sebastián Ayala, Patricio Contreras, Roberto Farías, Aníbal Reyna, Alejandro Sieveking y Catalina Saavedra.

La película tuvo su pre-estreno nacional durante la inauguración del Festival Internacional de Cine de Lebu (FICIL BÍO BÍO). Llegará a las salas el día jueves 18 de abril con 18 copias y será estrenada en cines de Santiago, la V, II y VIII Región, salida precedida de 2 avant-premieres a realizarse en Valparaíso el 20 de marzo y en Santiago el 26 de marzo. 

La cinta está ambientada en el año 1983, cuando todo el país se vio remecido por la noticia de un adolescente huérfano, llamado Miguel Ángel, que decía ver y recibir mensajes de la Virgen María. Mientras las primeras protestas callejeras amenazaban la continuidad del régimen militar, cientos de miles de personas peregrinaban hasta Peñablanca, para participar en ceremonias donde profecías, estigmas, levitaciones y curaciones milagrosas eran parte de la rutina habitual.
Con el estreno de su trailer hace unos días, que aprovechamos de enlazarlo aquí, los dejamos con una entrevista, realizada a prensa, por su director.

 

Trailer

Entrevista con su director, Esteban Larraín

¿Cómo surgió la idea de hacer este film?
La idea surgió a mediados del 2007, cuando veía un canal de televisión chileno por internet desde París, donde me encontraba trabajando en la post-producción de mi última película «Alicia en el País». Se trataba de un programa que repasaba los casos más recordados de los años 80 usando abundante material de archivo. Y si bien conocía a grandes rasgos la historia de Miguel Angel, fue la primera vez que me di cuenta de lo fascinante que sería hacer una película sobre este famoso vidente: los milagros, las multitudes, la arista política, el fanatismo, la historia de Miguel Angel como la gran metáfora de la atávica búsqueda de la identidad nacional… Todo se me imaginaba como el caso del film perfecto que nunca se podría realizar dado lo costoso y complejo que significaría producirlo, sobre todo en Chile donde los costos promedio de un film independiente no pasan de los U$ 200.000.
A pesar de lo intimidante de la empresa, escribí un tratamiento de la historia y se lo presenté a José Román, guionista con quien habíamos co-escrito ya otro largometraje. En algunos semanas tuvimos una primera versión, sobre la cual seguí trabajando solo hasta que a fines del 2009, envíe un tratamiento más desarrollado al Atelier del Festival de Amiens, donde a pesar de no ganar conocí a Georges Goldenstern de la Cinefondation – que ya había visto mi última película- quien me invitó a postular a la Résidence. Así que a marzo del 2009 ya estaba nuevamente en París donde escribí las últimas versiones del guión.
¿Cuál es el tema principal de esta película, de qué se trata?

Creo que el film aborda varios temas, como decía antes está la búsqueda de identidad lo que lleva al travestismo social simbolizado en la transformación de Miguel Angel; la religión como herramienta de manipulación y control social; el fanatismo religioso como resultado de esta necesidad de salvación tan propia de la herencia colonialista española. Pero piensa que en el fondo esta es una película que reflexiona sobre la Fé y cuán personal y por ende válida es la fé como parte de la condición humana. Y no solo hablo de la fé en un sentido religioso si no la fé entendida como una convicción que no necesita pruebas y que por consecuencia hace parte de nuestra vida de forma cotidiana. La fé y sus versiones laicas, la convicción, la confianza, más que conceptos etéreos, son ideas que generan realidad de forma muy poderosa, han impulsado las más grandes empresas y sostenido por siglos las mas antiguas religiones.

En el film, el conflicto del Padre Ruiz-Tagle está dado por esta disyuntiva: una persona creyente pero a la vez erudita cuyo propio cartesianismo y la cruda realidad que vive día a día, se enfrenta a la versión más espúrea de la religión: el fanatismo. Pero al mismo tiempo, este fenómeno popular al que asiste le ofrece pruebas al parecer irrefutables de la existencia de algo milagroso. El rostro de Dios que durante años buscó en el rostro de los más necesitados, se le aparece ahora en este muchacho ladino y mentiroso.

 

Esta fue la primera experiencia de Sebastián Ayala en un film. ¿Cómo fue el proceso de casting para llegar a él?

Fue muy difícil. Primero hicimos un casting a medio centenar de chicos buscados entre grupos de teatro poblacionales y vecinales, estudiantes de primer año de teatro y aficionados. Eventualmente llegamos a un seleccionado, con el cual avanzamos en los ensayos. Pero a pocas semanas del inicio del rodaje, vimos que no daba psicológicamente para la exigencia del personaje y del stress de la producción por lo que rápidamente reabrimos el casting y fuimos esta vez a buscar a Valparaíso. Y en un casting cerrado, llegaron Sebastián y Pablo Aravena (el Rucio) los que hicieron excelentes pruebas. Finalmente nos quedamos con Sebastián por su físico y su similitud al Miguel Angel real.

 

¿Cuánto de documental y cuanto de ficción hay en la película respecto a la historia real de Miguel Angel?

Una de las ventajas de escribir el guión de esta película es que se inspira en un hecho real sobre el cual existen muchas versiones de lo que realmente pasó. Obviamente durante el proceso de investigación, pudimos determinar con bastante certeza cuáles eran los límites de verosimilitud de todas esas versiones, como para saber cuánto nos alejábamos de esta supuesta «realidad». El hecho es que me sentí en total libertad de darle a la historia mi propia visión, la que noveliza mucho lo que popularmente se sabe de Miguel Angel y de lo que sucedió en Peñablanca.

Diría que en términos muy gruesos la historia es la misma, pero por ejemplo a nivel de personajes creo que solo 2 o 3 son identificables con personas reales, todo el resto son ficticios. Tuvimos, eso sí,bastante cuidado de tener una buena base documental para tratar la arista política que es quizás la más polémica de la historia y sobre la cual más se discute hoy en día.

Llama la atención cómo La Pasión.. ., un film con fuertes rasgos del cine de género, se diferencia del tono más intimista característico de las películas del «nuevo cine chileno» y de su propia última película Alicia en elPaís. ¿A que se debe este cambio?

Alicia en el País es un film precioso y para mí lleno todas mis expectativas a nivel artístico. Tuvo una excelente carrera en festivales, ganó muchos premios y fue reconocida en Chile como parte de una nueva generación de realizadores que hacían un cine de autor muy puro. No obstante, como  suele suceder con este tipo de films, tuvo un desastroso paso por salas: logramos programar solo 3 copias, estar 2 semanas en cartelera y hacer 4 mil espectadores. Hay directores que aceptan esta situación y lo consideran parte del juego, pero en mi caso, que me siento más un narrador que un artista, esto representa una gran frustración y en buena medida un fracaso como director.

De modo tal, que cuando me enfrenté a la posibilidad de hacer La Pasión… vi el escenario perfecto para hablarle a un gran público acerca de temas que a mi me interesan y de una forma que me desafiara como director. La película es en el fondo un film de autor popular, que se nutre del cine de género y que mantiene algunos rasgos particulares que la hermanan con mi anterior film.

 

Este es un film con un gran número de personajes, escenas de masas y de acción ¿Cuáles fueron los desafíos más importantes para ud. como director dadas las característas de la película?

Fueron varias cosas. Una fue cumplir el plan de rodaje en el tiempo programado. El guión contaba con más de 100 escenas y nuestro presupuesto nos obligaba a filmarlas en menos de 7 semanas. Eso implicaba tener un criterio despiadado y saber por ejemplo que no se podía hacer más de 2 tomas por plano. O saber resolver una escena con un solo plano sin que perdiera el tono narrativo de las escenas siguientes. Obviamente, otra gran dificultad fueron las escenas de masas. Eran escenas en que estaban presentes todos los personajes (alrededor de 12), que debían interactuar entre ellos a nivel de miradas, haciendo al mismo tiempo que nuestro pequeño ejército de extras pareciera 100 veces su número, todo esto contra el tiempo, bajo un sol infernal y ráfagas de viento que nos bañaban de polvo. Y quizás otra dificultad fue no perder de vista de qué se trataba la película y cual es su tono -que una mezcla de tristeza y desolación- y no caer en la euforia que producían las escenas de masas y acción.

De todos modos, ayudó muchísimo tener actores de gran calidad y con experiencia en cine. En general, creo que el nivel interpretativo de la película es muy alto y es quizás uno de las mayores virtudes del film.

 

Entiendo que gran parte de la película se filmó en los mismos lugares donde ocurrieron las apariciones y con la misma gente que en su época fue seguidora de Miguel Angel. ¿No hubo dificultades dado lo delicado del tema?

Esa era una de nuestra dudas. De hecho, en un principio dí por hecho de que sería imposible filmar en los mismos lugares por lo polémico del tema y buscamos locaciones en otras ciudades. Pero una de nuestras actrices, que era de Villa Alemana, la ciudad de Miguel Angel, habló con diversa gente y vió que había una excelente disposición a acoger el rodaje. Con mucha anticipación fuimos entonces a reunirnos con juntas de vecinos y otras agrupaciones ya que nuestra intención era que ellos mismos interpretaran a los seguidores de Miguel Angel como extras. Les contamos la historia del guión y se dieron cuenta de que nuestra visión no era una visión paternalista ni burlesca por lo que rápido logramos un acuerdo para rodar la película en las mismas locaciones reales.

 

¿Hubo films que inspirasen la escritura del guión o la puesta en escena de La Pasión?

Al inicio de la escritura del guión tuve muy en mente El Evangelio según San Matteo, Simón del desierto de Buñuel y Dios y el Diablo en la tierra del Sol, de Glauber Rocha. Luego fui aterrizando la acción y entrando en la trama más de género y aparecieron films como The Butcher boy y The Wicker Man. Finalmente, a pocas semanas del inicio del rodaje agregué algunas situaciones tragicómicas para alivianar un poco el relato, bastante inspiradas en el cine popular italiano de Monicelli y Dino Risi.

Más información sobre la película en su sitio web.