Terri (2011, Azazel Jacobs)

[ por: Luis Felipe Zúñiga ]

Es práctica común enjuiciar que un final abierto es un desenlace en no ocurre nada. En tales casos, si el cierre no convence, es malo, y así la obra completa se desmorona. Pero, ¿es tan certero el raciocinio como para pasar a llevar una decisión que sin duda demandó tiempo y esfuerzo por parte del realizador?. La verdad es que depende del pacto de lectura, del universo en que autor y espectador acuerdan sellar una vez presentada la historia y sus personajes. Así, y valiéndome del ejemplo más tosco, sería intragable culminar una ligera cinta de acción con diálogos de agudo matiz filosófico. O, aún más, finalizar una infartante comedia adolescente con una tragedia cáustica.

En el caso de Terri, un drama juvenil sobre un obeso chico púber con problemas de sociabilidad, dicho pacto se vuelve opaco. Sobre todo por la enigmática actuación del protagonista, un novato Jacob Wysocki, quien da vida a un Terri ligero y confiable, como si se tratara de la vida misma del actor que lo interpreta. Lo acompaña un certero John C. Reilly, quien encarna al vicerector de la escuela interesado por casos de outsiders en crisis como Terri, además del aparente motivo mayor del joven, una sexy compañera de curso alienada públicamente por incursionar en conductas sexuales de manera prematura.

Adolescencia, hormonas, risa, curiosidad. En este drama las reglas no valen. Al final, Terri sonríe como si no hubiese pasado nada.

¿Y quién dijo que algo debía pasar? Adoro los indie endings.

Sobre todo por la canción de cierre.

 

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