Una película al día #114: “Shaun of the Dead” (2004)

Los muertos en vida

[ por: Andrés Daly ]

¡Zombies! ¡Simon Pegg! ¡Bloody British Humor! ¡Edgar Wright detrás de la cámara! (Scott Pilgrim vs The World, Hot Fuzz). Con estos ingredientes este híbrido entre comedia, romance y terror comienza con el pie derecho.

Shaun (Simon Pegg) vive en la eterna adolescencia. Comparte departamento con dos amigos, uno de los cuales –Ed (Nick Frost)- es su inseparable compadre desde la infancia; es con quien comparte sus juegos de playtation, las cervezas y los pubs, y que el resto de la sociedad ve más bien como un gordo inútil, perezoso y bocón, especialmente la novia de Shaun. Nadie sabe como, pero Liz (Kate Ashfield) es su novia desde hace un buen tiempo y soporta constantemente la inamovilidad y los olvidos de Shaun, su inmadurez y a su torpe amigo que lo sigue a todas partes. Pero Liz está llegando a un punto límite al inicio de la película y rompe con Shaun.

Plano inicial: Shaun (Simon Pegg) escucha el reto de su novia, con una mirada perdida, mientras toma cerveza y fuma en un pub.
Liz (Kate Ashley) trata de hacer entrar en razón a Shaun.
Secuencia de créditos: de forma muy obsevadora, propone mostrar a los verdaderos muertos en vida de forma sutil, mostrando la cotidianeidad, la repetición y los tiempos muertos (colas, transporte) como lugares donde el ser humano se zombifica.

Muertos en la micro
Los compañeros de trabajo de Shaun

Por otro lado, el trabajo del protagonista es pero que estar muerto en vida. Shaun es un vendedor de electrodomésticos y sus colegas de la tienda son todos unos adolescentes nihilistas, que podrían estar ahí o volteando hamburguesas en un local cercano, todos como mínimo una década menores a él. Aunque la relación con Liz es lo más importante que le ha ocurrido (las cosas le ocurren a Shaun), no hace muchos esfuerzos para salvar algo que efectivamente sí le importa. Así, a pesar de saber que no tiene ningún control sobre su vida, parece resignado e indiferente a cambiar. Pero nada como una plaga de Zombies para cambiarlo todo.

Plano Secuencia N#1: Antes de los zombies. Shaun va de la casa al minimarket.
Plano Secuencia N#2: Después de los zombies. Shaun va de la casa al minimarket.

Después de un plano secuencia notable que replica a otro plano secuencia que vimos al inicio, donde la cámara sigue a Shaun por dos paisajes urbanos que cambian con el inicio de la plaga, los muertos caminantes ya han invadido completamente Londres, de forma inexplicable –como en las películas de George Romero, este no es el punto- y comienza el caos, la sociedad tiene nuevas regla: se inicia la vieja guerra por la supervivencia. Shaun estará obligado a tomar por primera vez, drásticas decisiones para salvar no sólo su vida, la de sus amigos y la de su familia, convirtiéndose en un improvisado líder, sino que la más importante: su relación con Liz.

Lo mejor de todo esto, es que Wright va dirigiendo la película siempre combinando equilibradamente el apocalipsis zombie –y las escenas gore consecuentes a él… ¡Oh sí!, los muertos disfrutan de la carne bien, bien fresca- con el quiebre y recomposición gradual de la relación entre Shaun y Liz que esperamos ver, y por último, con las dosis de comedia negra que van de inicio a fin. Estos tres elementos bien compuestos convierten a “Shaun of the Dead” en una de las películas del género más divertidas y originales que he visto en mucho tiempo.

Para ver definitivamente con un martillo en la mano (en caso que se abra repentinamente tu puerta y entre un come carne a mascar tu sabroso cuello), y maní y una cerveza en la otra –una Guiness por ejemplo- para reirse con las divagaciones y la tontería general de Shaun, Ed y la suma de británicos personajes secundarios (familia, amigos y los no tan amigos) que siguen a este dúo, que repitió trabajo con el director en Hot Fuzz tres años después. Todos ellos tratando de vivir unas horas más en un Londres bastante menos serio, deprimente y oscuro que el que vimos en esa otra joya del género zombie llamada Exterminio (28 days later, 2002) del también inglés Danny Boyle.

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