La cabeza sigue en su lugar.»
Aun así, Benjamin Voisin se aseguró después del estreno en Venecia de que efectivamente permaneciera donde debía. En la adaptación de François Ozon del clásico de Camus L’Étranger (2025), Voisin interpreta a Meursault como un hombre emocionalmente distante y neurodivergente.
Desde el funeral de su madre, pasando por encuentros cotidianos y hasta el asesinato de un árabe, todo está marcado por la percepción particular de Meursault. Su fascinación por la futura víctima, que no logra comprender ni expresar, genera un conflicto interno que finalmente conduce al asesinato.
Ozon utiliza la fotografía en blanco y negro de Manu Dacosse, la música atmosférica de Fatima Al Qadiri y una dirección de cámara precisa para poner de relieve la soledad, la intensidad emocional y la tensión interna.
También se refleja la dimensión social: quienes no se ajustan a las normas sociales llaman la atención, son juzgados y malinterpretados. Los conflictos internos de Meursault muestran cómo la represión emocional, la diferencia y la incapacidad de adaptarse socialmente pueden tener consecuencias trágicas. Al mismo tiempo, la película abre una discusión matizada sobre percepción, procesamiento emocional y neurodivergencia, demostrando que la diferencia implica tanto potencial de conflicto como una expresión de auténtica libertad humana.