Amores Agridulces
Es una historia sobre la soledad, la amistad y el amor en la ciudad. Perro vive solo en su departamento en la ciudad de Nueva York, llena de animales que caminan por sus calles, trabajan y viven igual que cualquier ser humano. Las Torres Gemelas todavía son una presencia en el horizonte, aportando un poco de nostalgia a un mundo un poquito más inocente que el actual.
Perro, muy solitario, juega en su consola hasta tarde en la noche, come frente al televisor su comida congelada para microondas, mira por la ventana y ve en el departamento del frente, con mucha tristeza, eso que le hace tanta falta: la conexión que no tiene con alguien, ese otro con quien compartir la vida, el amor y la alegría de los momentos pequeños, lo cotidiano y también lo excepcional. Perro fue testigo de un pequeño momento: una pareja abrazada viendo televisión; el mira la tele, ella lo mira a él con ojos de ternura. En esta ciudad animal de monos, cocodrilos, tucanes y pulpos que trabajan y caminan por ahi haciendo sus vidas: todos podemos identificarnos en algún momento de nuestra vida con esa soledad y el vacío que siente Perro en su corazón. Los informerciales de la televisión, con sus soluciones inmediatas y bastante ridículas para todo (pelo en spray, cuchillos super filosos que cortan latas, etc.) le venden un amigo robot, un amigo fiel para armar. Lo que sigue desde aquí es una linda historia que es mucho más compleja de lo que parece a primera vista, que entretiene, que emociona y que captura los altibajos de las relaciones de amistad y de pareja de la vida adulta, pero en un mundo animal.
* Reseña disponible en video aquí.
Dulce y también agria, triste y feliz, solitaria y acompañada, la vida retratada en «Mi amigo Robot» es una historia que condensa en menos de dos horas también esa cadena de eventos que conforma la vida: en un parque, por ejemplo, Perro, ansioso por vivir nuevas experiencias, pero muy inseguro en muchas de ellas, trata de levantar un volantín sin mucho éxito. A lo lejos, sin que el lo sepa, alguien lo esta mirando. Ella, un pato, decide ayudar a Perro: esto termina siendo otra cadena de eventos en su vida. ¿Quizás un posible amor?. Como todos sabemos, las cosas pequeñas del vida pueden, potencialmente, desencadenar cosas sorprendentes y transformativas, aunque otras, simplemente se disuelven con los meses y los años.
Mientras Perro vive una nueva felicidad compartiendo con Robot, con la alegre y nostálgica “September” de Earth, Wind & Fire grabándose en tu cabeza, la película captura esa felicidad inmensa de la amistad y del amor. Pero más adelante la trama se complica y los amigos quedarán separados: ¿Se volverán a encontrar?.
Algo que destaca este largometraje por sobre otras películas animadas es su lenguaje cinematográfico: sus movimientos de cámara, sus encuadres, los planos de interiores, llenos de detalles, espacios habitados, viejos, usados, una recreación perfecta de una Nueva York vivida, vieja, por estos animales que somos en verdad nosotros. Creo que tiene que ver también con que su director español, Pablo Berger, venga de la ficción, habiendo dirigido antes “Blancanieves” (2013). Mi amigo Robot logra también eso que producen las novelas gráficas, esta película esta basada en la novela gráfica Robot Dreams de Sara Varon: logra esa reflexión interna que ocurre cuando uno se queda pegado mirando una viñeta, por un rato, en silencio. Esas viñetas sin diálogos, igual que esta película, que ojo, no los tiene. Eso ya es un desafío cinematográfico: contar tu película sin diálogos. Tiene la capacidad también de remarcar los detalles cotidianos de la vida, esos momentos fugaces que si no estabas mirando por la ventana te los pierdes: como la pareja abrazada viendo televisión (y como ella lo mira a el sin que se de cuenta) o un par de niños vecinos jugando en el frio hasta que sale la madre a retarlos.
Una de las reflexiones que me dejó, aparte de la temática del olvido y de la lucha por lo que queremos, o de la libertad que todos tenemos para no ser egoístas y no dañar al otro solo por tomar un beneficio inmediato -como ocurre en una escena muy bien lograda en una playa- es la idea central de la película sobre la aceptación que todas las relaciones, de diversos amores (familiares, de amistades y amores de pareja) tienen finalmente un tiempo acotado en el que transcurren. La vida está siempre sujeta a cambios, pérdidas y distancias que separan a quienes antes compartieron lindos momentos juntos. A veces lo único que queda es ese recuerdo feliz, una risa, esa canción que suena en tu memoria. Por eso, la construcción de experiencias y recuerdos compartidos son tan importantes.
Nominada al Oscar a Mejor Película Animada, compite con la excelente El Niño y la Garza de Hayao Miyazaki, segura candidata a ganar esta premiación, ambas distruibuídas en Chile por Cinetopia. Encantadora, reflexiva y muy bien contada, Mi Amigo Robot está actualmente en cines. Mira su trailer aquí: