Adjoa Andoh, Queen Charlotte y la pregunta de a quién pertenece la historia

Adjoa Andoh en el Italian Global Series Festival

Cuando Adjoa Andoh recibió el Career Award en el Italian Global Series Festival de Rimini- Riccione, no recurrió a las fórmulas habituales de agradecimiento. En cambio, habló sobre la historia. Y sobre quiénes aparecen en ella y quiénes no. Bridgerton y Queen Charlotte no reescribieron la historia, sino que reivindicaron una historia que siempre estuvo ahí. Las palabras de Andoh pusieron en el centro un dilema fundamental: la historia nunca es solo lo que fue, sino también lo que se cuenta.

La supuesta objetividad y neutralidad de la historiografía es una ilusión. Durante siglos, la historia ha sido contada desde la perspectiva de los vencedores, moldeada por archivos que a su vez son selectivos. Lo que no se registró, a menudo se consideró que no ocurrió.

En este sentido, la acusación de que historias históricas como Bridgerton o Queen Charlotte son “ahistóricas” se presenta más bien como una defensa de una norma que durante mucho tiempo reflejó solo una parte de la realidad. El papel de Andoh como Lady Danbury en la serie de Netflix retoma especulaciones sobre un posible origen africano de Charlotte de Mecklemburgo-Strelitz, indicios imposibles de confirmar desde una perspectiva genealógica, pero tampoco descartados del todo. Las descripciones contemporáneas que calificaban sus rasgos faciales de “mulatos” dicen más sobre la mirada de los observadores que sobre el sujeto mismo. La elección de India Amarteifio, una actriz británica de raíces ghanesas y alemanas, para el papel principal, da espacio a un personaje que hasta ahora ha sido poco tratado más allá de perspectivas eurocéntricas.

La inclusión de personajes negros en dramas históricos suele ser tachada de anacronismo. Pero es menos una revisión que una propuesta alternativa, una corrección estética que visibiliza lo que durante mucho tiempo fue invisibilizado. Series como Bridgerton o Queen Charlotte rechazan la uniformidad histórica típica de las películas de época clásicas. Su diversidad visual rompe con una homogeneidad que también fue producto de una construcción cultural.

Andoh critica el concepto de “casting daltonista”, la idea de que se puede ignorar el color de piel en la representación sin reproducir relaciones de poder existentes. El “casting consciente del color”, su modelo opuesto, reconoce la diferencia, la contextualiza y exige visibilidad no como un gesto, sino como una responsabilidad.

Queen Charlotte: A Bridgertone Story (2023, Netflix)
Lady Danbury (Adjoa Andoh) y Lady Kate Sharma (Simone Ashley)

Mientras la estética de las series trabaja en la superficie, las nuevas tecnologías están cambiando la profundidad de la transmisión histórica. Las aplicaciones basadas en inteligencia artificial prometen hacer la historia más accesible, tangible e interactiva. Permiten cambios de perspectiva, animan archivos y simulan relatos alternativos.

Pero los medios no son neutrales. Las mismas tecnologías que permiten múltiples perspectivas pueden también distorsionar, suavizar e instrumentalizar políticamente la historia. Entre el deepfake y la documentación a menudo solo hay un gesto en la interfaz. La frontera entre fuente y puesta en escena no se elimina, sino que se reconfigura en espacios difíciles de controlar.

La representación por sí sola no basta. Quien quiera contar la historia de manera plural necesita más que nuevos rostros en relatos antiguos. Necesita un trabajo con las fuentes, con lo que no se ha transmitido y que, precisamente por ello, puede resultar especialmente significativo.

La frase de Andoh apunta a ese vacío, no para llenarlo, sino para mantenerlo abierto. La historia a la que se refiere no es nueva. Siempre estuvo ahí. Solo que rara vez se la había escuchado.