Las series han dejado de ser simplemente entretenimiento. Hoy se han convertido en espejos sociales, mapas emocionales y fuentes de reflexión crítica. Así quedó patente en el Italian Global Series Festival (IGSF) 2025, celebrado en Rimini-Riccione, que presentó 61 producciones de más de 35 países. Más que una vía de escape, las series contemporáneas se revelan como herramientas para pensar el mundo que nos rodea.
Marco Spagnoli, director del festival, lo resume con claridad: “Cuando termina un episodio, debes sentir que necesitas ver el siguiente”. Sin embargo, este impulso no proviene de efectos espectaculares ni giros dramáticos habituales, sino de una fricción emocional e intelectual. Lo verdaderamente adictivo es encontrarse con ideas o perspectivas inesperadas que nos hacen cuestionar nuestra visión del mundo. En palabras de Spagnoli, las series cautivan cuando no solo entretienen, sino que transforman.
Entre las voces destacadas del festival, la actriz británica Adjoa Andoh —premiada con el Career Award— defendió el poder de las series para reescribir la historia desde perspectivas hasta ahora marginadas. Su llamado a un “casting consciente del color” pone en evidencia las estructuras de poder y las desigualdades históricas. Producciones como Bridgerton y Queen Charlotte, donde Andoh participa, son ejemplo de cómo la narrativa puede ser una herramienta para mover el presente, abriendo debates sobre identidad, memoria y representación cultural.
La muestra de series en español fue una de las más sólidas del festival, abordando sin concesiones temas como la soledad, el trauma, la memoria histórica y la crisis de confianza institucional.

La comedia española Celeste, ganadora a la mejor comedia internacional, narra la historia de una funcionaria de Hacienda que investiga a una estrella del reguetón. Lo que comienza como sátira pop se convierte en una profunda reflexión sobre la autoempoderamiento femenino, la soledad invisible y las segundas oportunidades en la vida adulta. La actuación de Carmen Machi, galardonada como mejor actriz en comedia, equilibra humor y melancolía con gran maestría.
El thriller chileno Hidden Island / Isla Oculta, que recibió un Premio Especial del Jurado en el festival, transporta al espectador a una zona ambigua entre realidad, mito y elementos sobrenaturales. La desaparición de una arqueóloga desencadena una búsqueda que se convierte en metáfora de la pérdida de certezas colectivas, el trauma indígena y el desgaste de la confianza en las instituciones.



Los 39 (España/Colombia) ofrece una mirada alternativa a la colonización, situando en el centro las voces indígenas relegadas. Por otro lado, La Canción (España) satiriza el franquismo a través de la absurda misión de ganar Eurovisión, exponiendo los miedos y ambiciones de aquella época. En un tono más oscuro, Los Sin Nombre (España) se adentra en un thriller psicológico que explora la culpa, la pérdida y el silencio colectivo tras la desaparición de una hija. Finalmente, Weiss & Morales (España/Alemania) combina el género criminal con la memoria histórica, narrando la búsqueda de una agente alemana en Canarias mientras indaga en su propia historia familiar.
Aunque estas series no comparten un estilo homogéneo, sí están unidas por una actitud narrativa común: no rehúyen la complejidad ni la contradicción. Se atreven a mirar de frente, con honestidad, y así generan una experiencia que provoca un verdadero cambio en el espectador.
Lejos de ofrecer escape, las series actuales son una forma artística plena, con la capacidad de abordar temas como feminismo y emancipación, memoria postcolonial, migración y pertenencia, crítica a los medios e instituciones, y el poder de transformar nuestra mirada sobre el mundo y sobre nosotros mismos.