Dossier David Fincher: The Social Network

Implicaciones sobre el poder

[ por: Micheell Toledo V. ]

“The social network” fue una película esperada. No sólo por todo el mito que rodeaba la creación y las batallas legales entorno a su ejecución, sino que por todo lo que significa “Facebook” hoy en día. Durante mucho tiempo me he mantenido al margen de esta aplicación, lo que me ha llevado a tratar de entender ciertos aspectos de la vida en la red. Porque al fin de cuentas, “The social network” no es sólo una película sobre la amistad, sobre el amor o sobre disputas legales, sino que apunta finamente a los estamentos que generar y desarrollan el poder.

Harvard, como bien sabemos, es la institución universitaria más importante del mundo. No sólo por el grado de educación que tiene, sino por lo que representan hoy en día cada uno de sus egresados. En algún momento de la película, Divya Narendra (el socio de los gemelos adinerados) lo plantea durante la demanda a Zuckerberg: la cantidad infinita de personas importantes que han salido de ésa universidad, incluyendo una estrella de cine, a lo que el abogado de Mark responde estúpidamente: “¿Se puede saber quién es?”. Harvard es una casa de poder. Quien logra entrar en los círculos más exclusivos, es capaz de detentar el poder de alguna u otra manera, y los contactos, vínculos y conocidos que lo esperan afuera, sólo aseguraran el futuro de sus próximas generaciones de una manera acomodada. Y eso lo que Mark persigue.

Su búsqueda parte desde un comienzo (en la genial introducción de la película) con un Mark sumamente desconectado de la realidad. La manera en la que habla, en la que se siente atacado, o a veces confundiendo y creando ideas dentro de su cabeza, no sólo lo llevan a darse a conocer como un personaje que tiene problemas con sus habilidades sociales, sino que realmente es más un imbécil, tal cual se lo dice su pareja, Erica, quien decide al mismo tiempo, terminar su relación con él. Como hombre despechado (y esto es lo interesante, la génesis de la idea) crea una aplicación web en donde despóticamente los hombres pueden burlarse de las mujeres de varias escuelas que se encuentran alrededor. Zuckerberg viola la seguridad de la red de Harvard y pasa a ser sancionado, no sólo por la institución, sino que por todo el mundo en general. La broma se ha sobrepasado, Erica también ha sido víctima de sus comentarios, se ha ganado varios enemigos. Pero entendemos a lo largo del camino que ésa no es la finalidad de Mark, porque tal vez realmente es el idiota que nos presentan.

La idea, como un cáncer, sigue creciendo y abarcando mayores posibilidades dentro de este universo cibernético, en donde sólo importa la exclusividad. El drama conceptual que vive Mark no tiene sólo que ver con sus propios problemas sentimentales, sino que con el hecho de que no es considerado dentro de los círculos de exclusividad. Al contrario que su amigo, socio y posterior víctima, Eduardo, quien ha comenzado a aplicar a la escuela Phoenix, uno de los círculos sociales más influenciables dentro de Harvard. Mark entiende entonces que su propia exclusión se relaciona por las posibilidades del poder. Eduardo es de una familia adinerada, ha invertido dinero durante el verano y ha ganado alrededor de 300 mil dólares, lo que le da la libertad económica para poder invertir en el desarrollo de este nuevo negocio. En realidad no importa tanto el poder económico que alguien llegue a tener, lo que verdaderamente importa es a quién conoces. De pronto la vida comienza a ser favorable para todos. La invención del “Facebook” que se ha masificado de una manera brutalmente veloz ha llevado a Mark a transformarse en un ícono de la programación. Esto se ve reflejado en la escena cuando Bill Gates está dando su charla en Harvard y al terminar esta, jóvenes y compañeros le preguntan si él es Mark Zuckerberg, el creador de “facebook”. La exclusión se está acabando para Mark, y junto a Eduardo se han dado cuenta que son los jefes de un nuevo movimiento, de una nueva fraternidad, y que todo va viento en popa.

Todo comienza a complicarse cuando Sean Parker (interpretado por un correcto Justin Timberlake) se da cuenta del potencial de “Facebook”. Mientras que los hermanos Winklevoss se han visto perjudicados por el robo de la idea a manos de Zuckerberg, han entablado la decisión de demandarlo judicialmente. ¿Qué tan necesarios son los contactos y el dinero para poder entender los estamentos de poder que rigen el mundo hoy en día? Ni siquiera los Winklevoss son capaces de entender esa realidad. Se acercan al director de la institución por medio de una cita que han concertado gracias a sus contactos. Pero a éste hombre no le interesa nada, ni sus contactos ni cuánto dinero tengan, y les deja, de manera absolutamente clara, que nada de lo que tengan lo hará vacilar en relación a su comportamiento y decisión de no ayudarlos al respecto. Los gemelos se van un tanto decepcionados, pero es precisamente porque no logran entender la magnitud del poder de su propia institución. Pero Sean Parker si lo entiende. El fundador de Napster se enfrentó a las grandes empresas disqueras, perdió judicialmente, pero triunfó en su legado. Con el tiempo, se ha transformado en un depredador paranoico, con el gran objetivo de obtener dinero y poder.

“¿Saben qué es mejor que 1 millón de dólares? Mil millones de dólares.”

Parker saca a relucir el lado más ambicioso de Mark, pero ¿en realidad lo saca a relucir? No. Siempre ha estado ahí. El único objetivo de Mark ha sido la exclusividad y la obtención de poder, ése es su móvil. Porque él entiende cómo se mueve el mundo, entiende la necesidad de un poder supremo para poder transformarse realmente en alguien, y no sólo en alguien con dinero, sino que en alguien que trascienda a través de la historia. Entiende que las redes sociales lo son todo. Es por eso esta dualidad del nombre del film. “The social network” que no sólo refiere al mundo social que se genera por internet, sino que a estas redes de poder que están en lo más alto de la depredación capitalista. Sean Parker es un depredador social, mientras que Mark sólo aspira a serlo. Sean le muestra el camino, le da a entender que es posible llegar a estar en la cima y ser el que detente el poder. “Te van a tener miedo” le dice Parker en una conversación. Porque eso es lo importante después de todo, más que el dinero, es cómo administras tus redes sociales.

Eduardo lamentablemente no entiende eso. Su búsqueda es una búsqueda mucho más sencilla y simple. Él quiere ser un hombre de negocios, simplemente le basta con pertenecer a “Phoenix”, pero es porque no entiende las reales implicancias del poder. Su visión sobre los negocios y el mundo está estructurada en relación a los negocios familiares, recordándose siempre a sí mismo como su padre va a estar decepcionado de él (cómo cuando encuentran la noticia de la gallina). Y  es lo que finalmente lo lleva a perder todo. Para Severin hay cosas que sí son importantes más allá de todo el dinero y las conexiones que pueda llegar a tener, como su amistad con Mark por ejemplo. Le recuerda durante la demanda que él era su único amigo, y aún así fue capaz de traicionarlo. Pareciera que Eduardo no puede entender lo que pasa por la mente de su ex – amigo, y pareciera que nosotros tampoco. Los objetivos de Mark son mucho mayores, y él entiende que para llegar a eso, hay que perder muchas otras cosas.

Finalmente los Winklevoss ganan la demanda. Saverin también. Pero para Mark todo ha sido como pagar multas por exceso de velocidad. Ha logrado alcanzar el poder que tanto deseaba, pero a un costo muy caro: la soledad. No ha necesitado terminar la universidad para entender que vivimos en un mundo de predadores sociales, sin corazón y sin alma. Los predadores de Harvard (porque eso es finalmente lo que buscan este tipo de instituciones) no son nada al lado de lo que él ha visto, ha vivido, y menos en lo que él se ha transformado.

Una de sus asesoras legales le menciona hacia el final que ella no encuentra que él sea un idiota, sólo encuentra que se está esforzando demasiado por querer serlo. Solo, en la habitación, Zuckerberg se conecta a “Facebook” y observa la foto de Erica Albright, la novia que lo ha dejado al inicio del film. Mark se ha adentrado en el mundo que ha creado, su propia nube, su propia falsa existencia, en un lugar donde todos pueden ser lo que quieren, cómo quieren. Envío de solicitud de amistad y actualización de la página cada 2 segundos para ver si fue aceptado. Tal vez sí es un verdadero idiota, pero un idiota con poder. Si la soledad emocional es el costo de esto, entonces que así sea.

Después de todo, la conclusión más valiosa que puedo sacar de la película es que nunca hay que confiar en los tipos que tienen demasiados rulos en la cabeza.

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