Jay Kelly: Oportunidades desperdiciadas

Jay Kelly, de Noah Baumbach, pretende abordarlo todo: la fama, la identidad, la responsabilidad y las relaciones humanas. Pero esta ambición lo lleva a quedarse a menudo en la superficie, sin la profundidad que estos temas merecen.

George Clooney interpreta al actor Jay Kelly, que viaja por Europa con su mánager y amigo Ron (Adam Sandler) bajo el pretexto de asistir a un festival de cine en Italia, mientras en realidad intenta acercarse a su hija menor, Daisy (Grace Edwards). Tras haber perdido ya el contacto con su hija mayor Jessica (Riley Keough), teme ahora también perder a Daisy. La distancia con su familia se refleja en su séquito: Jay nunca está solo, pero se rodea únicamente de personas que dependen económicamente de él, como su agente de prensa (Laura Dern), estilistas y asistentes. Para quienes realmente deberían ocupar un lugar en su vida, como su antiguo mentor, no queda espacio.

Clooney juega con su imagen y recurre a la autoironía, pero en lugar de sumergirse en el personaje ofrece más bien un desfile de su carisma habitual. Esto puede resultar frustrante para el público, pues la autenticidad y la emoción quedan a medias. Los diálogos débiles y algunas escenas absurdas (especialmente con Alba Rohrwacher o Lars Eidinger) refuerzan esa sensación: las conversaciones parecen forzadas o cargadas de clichés, lo que reduce la fuerza de los planteamientos sociales de la película.

La frustración se hace aún más evidente en Ron, que sacrifica a su propia familia, su esposa (Greta Gerwig) y a otros clientes (Patrick Wilson, Isla Fisher), para seguir los caprichos de Jay. Esa dependencia refleja lo que experimenta también el espectador: cercanía aparente, pero sin verdadera conexión.

Al final, Jay Kelly es una película entretenida, con un reparto lleno de rostros conocidos, pero también una oportunidad perdida. En lugar de profundizar en la fama, la responsabilidad y las oportunidades desperdiciadas, se queda en la superficie: una obra que quiere demasiado, pero logra demasiado poco.