Lost: Temporada 6, episodio 4: “The substitute”

[ por: Andrés Daly ]

Después del desabrido episodio anterior, protagonizado por el siempre limitado personaje de Kate, esta vez Lost nos entrega un episodio lleno de pequeñas micro-respuestas que abren nuevamente la mitología de la isla y tenemos aquí un protagonista que ya se ha convertido en el personaje favorito de esta temporada y que le da, por supuesto, el título a este capítulo y de una forma especular: el substituto Hombre de Negro que toma la forma del fallecido John Locke, y por otra parte el verdadero John Locke que es despedido de su trabajo en la fábrica de cajas de Hugo Hurley (en la línea de tiempo futura y paralela) para convertirse así en un profesor substituto en un high school, sin musical.

Entrelazando ambas líneas narrativas, el episodio es un placer.

El emocionalmente minusválido John Locke (el verdadero), rueda y cae como «víctima» de sus infinitas circunstancias; lo vemos convertido en la peor de las pesadillas que podría haber tenido ese otro Locke, el que vimos en la primeras temporadas, caminando con seguridad en la jungla, mojándose en la lluvia y mirando el cielo agradecido como un poseído, lanzando cuchillos a diestra y siniestra (el terror de los jabalíes); ese hombre de fe que lloraba impotente frente a una escotilla cerrada, la que era su aparente y espiritual destino frente a un computador con MS-DOS desde donde salvar al mundo, es ahora, nada más que una sombra de un hombre.

Como dicta la tradición, John Locke, el ahora triste ser que no quiere elegir ni un papel tapiz, se mira a si mismo en un reflejo en su baño. Al otro lado del espejo, en el lado de los muertos, un hombre que se parece a John Locke estafa a un estafador -muy seguramente- haciéndole creer que un hombre llamdo Jacob lo ha engañado y manipulado toda su vida. Nada peor para James «Sawyer» Ford, que se lo cree todo. Pero antes, un divertidamente literal «cliffhanger» (dícese en el cine de «una escena de suspenso» / y también cliff: acantilado, hanger: colgar) con Sawyer y el hombre de negro con forma de John Locke, colgando de una escalera al estilo Indiana Jones y el Templo de la Perdición para entrar (y no salir) a la oscuridad de una cueva  que tiene algunas respuestas.

Techo rayado de por medio (que haría Lost sin el papel maché y la plumavit para los templos y las cuevas), tenemos por fin a nuestros viejos benditos y malditos números: 4,8,15,16,23 y 42, formando el tablero de anotaciones de un intrincado juego numérico que aparentemente «busca un candidato» para «equilibrar la luz y la oscuridad», el bien y el mal, en esta Isla(?) Egipcia/Máquina del Tiempo/Anomalía magnética, donde las piezas son los mismos personajes que conocemos hace años (y otros que nunca conocimos, tachados en la inmensidad de un techo lleno de apellidos), y que fueron interceptados por Jacob durante el transcurso de su vida. Este último hecho al menos, ya lo hemos visto y podemos creerle al hombre de negro. Del resto…a dudar.

«Here’s the story with numbers. The Hanso Foundation that started the Dharma Initiative hired this guy Valenzetti to basically work on this equation to determine what was the probability of the world ending in the wake of the Cuban Missile Crisis. Valenzetti basically deduced that it was 100 percent within the next 27 years, so the Hanso Foundation started the Dharma Initiative in an effort to try to change the variables in the equation so that mankind wouldn’t wipe it itself out.» [1] – Damon Lindelof para E!, 2009.

Reclutándolo para hacer abandono (¿muerte? ¿viaje?, probablemente el primero) de la Isla que «no hay que proteger», Sawyer es el primer soldado de hombre de negro, que como se verá en los siguientes dos capítulos, va por muchos más.

P.D. Este comentario va un poco atrasado con respecto a la exhibición de los capítulos. A continuación el episodio 5 y 6… ¿Y a tí, que te pareció?