Una película al día #116: “Encuentro explosivo” (2010)

Tom, Cameron y los toros de pixel

[ por: Andrés Daly ]

Piloto automático: es un sistema mecánico, eléctrico o hidráulico usado para guiar un vehículo sin la ayuda de un ser humano.

¿Que es el cine desechable? Acá tenemos un buen ejemplo. Todo comienza con un presupuesto gigantesco para una idea mal reciclada, venida de diversas películas bastante más inteligentes y mejor realizadas. Dentro del cine Hollywoodense de las últimas décadas podríamos reconocer, por ejemplo, varias situaciones extraídas de una notable comedia de acción, como Mentiras Verdaderas (1994, True Lies) de James Cameron.

Le sigue a la idea –si así podemos llamarle- una pareja protagónica totalmente esquemática, con dos actores como Tom Cruise y Cameron Diaz que están muy por fuera de la juventud que pretenden exudar. Por supuesto, de este par de personajes conoceremos el mínimo posible, y serán unidos románticamente con grueso pegamento. Las secuencias de acción son reconocibles y no buscan reinventar absolutamente nada, el villano de turno –un multimillonario español- es totalmente caricaturesco y lo acompaña otro supuestamente sorpresivo, pero que es evidente desde que aparece por primera vez en pantalla, lo cual además de atentar contra la historia que se pretende contar, es un error de casting como para quedar estúpido.

June Havens (Cameron Diaz): una solterona en busca de oportunidades. En un avión conoce a un hombre…
..Roy Miller (Tom Cruise), un super agente secreto hiperventilado que en unas horas más estará lanzándola de otro avión…
«I’m the guy…I’m the guy»
Mientras a Roy se le apaga la parrilla, June muestra sus habilidades.
Otras horas más, y ya están listos para esquivar toros virtuales.
La secretaria hot de nuestro mafioso español. Gracias por participar.
Villano #1, el actor Jordi Mollà (Jolines).
Fitzgerald (Peter Sarsgaard) ¿será de los chicos buenos o de los malos? déjenme pensarlo…

Los diálogos son tan funcionales como torpes y en general, permanece la sensación de estar presenciando el desperdicio infinito de recursos en un vehículo diseñado para recolectar buen dinero; detrás de la desaparición total de un autor -si es que alguna vez hubo alguno- (¿qué hace James Mangold detrás de este engendro?) se asoma la desfachatez de una historia que no tiene nada interesante que decir y prefiere ser la copia de fragmentos de un mejor cine. Finalmente, una sensación desagradable: la imperdonable pérdida de dos horas de la vida de un ser humano al sentarse frente a la pantalla. Y de muchos miles más.

Como nota al margen, me resultó molesta la pretensión de este producto por otorgar suspenso y verosimilitud a una escena con decenas de toros digitales en las calles de Sevilla –que ojo, cuando se filmó con dobles y breves escenas con los actores, sí se incluyeron unos muy pocos toros reales, aunque exclusivamente frente a la motocicleta utilizada por los protagonistas- pero lo que no entiendo, francamente, es que se pretende producir en un espectador con cerebro con la escena final…¿tengo que creer que esa motocicleta que levita por las calles, rompe puertas y esquiva toros de pixeles -que ocupan además un extraño e inmedible espacio- a alta velocidad con el súper agente secreto Roy Miller (Tom Cruise) y June Havens (Cameron Díaz), la mecánica de automóviles antiguos que se enamora de él, están efectivamente ahí? ¿también tengo que creer que no existe la gravedad?. Resulta contradictorio publicitar el rodaje de esta película, subrayando la forma en que Cruise realiza sus propias escenas de acción, para luego ver este esperpento digital. Una gran tontería.

P.D. Que John Powell realice aquí una banda sonora tan similar a las que realizó para la trilogía de Jason Bourne (La Identidad Bourne, La Supremacía de Bourne, Bourne Ultimatum) no hace más que desear no estar viendo este producto y ver en cambio, tres buenas películas donde además de las secuencias de acción, tan magníficamente reales como fueron posibles de rodarse, hay ideas, desarrollo, personajes y respeto por un espectador medianamente inteligente. Ahí había cine.

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