A House of Dynamite: Not if, when

¿Qué sucede cuando el mundo está al borde del abismo? A House of Dynamite de Kathryn Bigelow presenta un escenario de amenaza nuclear desde las perspectivas de sus personajes centrales: la analista de inteligencia (Rebecca Ferguson), el presidente (Idris Elba) e el ministro de Defensa (Jared Harris). La película demuestra de manera contundente que, en situaciones de crisis, los instintos humanos y la preocupación por la familia pesan más que los protocolos o los análisis objetivos en la toma de decisiones.

El mensaje es claro: hay que estar preparado para todos los escenarios y nunca sentirse demasiado seguro. En caso de emergencia, prevalece la impotencia, y las emociones guían las acciones. Al mismo tiempo, surgen momentos involuntariamente cómicos: se llama a expertos durante excursiones familiares para dar evaluaciones que también podrían ofrecer los no especialistas; las decisiones diplomáticas se ven influenciadas por confesiones personales; los encargados de catástrofes se enredan en preguntas triviales en lugar de gestionar la crisis.

Además, la película plantea una cuestión social central: ¿cuánta confianza puede tener la población en sus líderes si ellos mismos cuentan con un plan B, el refugio en un búnker, mientras el público queda desprotegido?

Después de que la misma trama se presenta en tres actos desde tres perspectivas, pero siempre en el entorno de los centros de comando, uno inevitablemente se pregunta al final: ¿sería diferente el mundo si los conflictos, como en tiempos antiguos, se resolvieran al menos en presencia de los gobernantes en el campo de batalla, en lugar de coordinarse desde centros de comando seguros y alejados? Una invitación clara a reflexionar sobre la relación entre poder, responsabilidad y confianza.