Ghost Elephants plantea una pregunta ética fundamental: ¿Está justificada la búsqueda del conocimiento cuando pone en peligro la supervivencia de aquellos mismos seres? Con Ghost Elephants, Werner Herzog regresa a su inconfundible estilo documental, que entrelaza realidad, mito y reflexión moral, cuestionando si ciertos secretos no deberían permanecer intactos y recordando que proteger a veces significa no forzar la existencia de un milagro.
La película acompaña al naturalista sudafricano Dr. Steve Boyes en una expedición a las mesetas remotas de Angola para encontrar a una misteriosa manada de «elefantes fantasma», posiblemente los últimos descendientes de los elefantes más grandes jamás registrados.
Herzog sitúa el dilema moral en el centro: ¿deberían rastrearse estos animales tan raros o es mejor dejarlos en su existencia mítica, casi espectral? Los «elefantes fantasma» habitan en regiones extremadamente aisladas, son esquivos y están amenazados por la pérdida de hábitat, la caza furtiva y la falta de oportunidades de reproducción. Cada expedición hacia ellos conlleva el riesgo de perturbar su frágil existencia. Herzog nos permite observar cómo los investigadores y rastreadores se debaten entre la curiosidad, el interés científico y el respeto por la naturaleza.

Como subraya en su MasterClass, Herzog respeta la dignidad de los involucrados y muestra la expedición como un viaje tanto humano como espiritual. Evita la dramatización sensacionalista y plantea la pregunta sobre la autenticidad, la responsabilidad y el papel del ser humano en la naturaleza: ¿Debe perseguirse la verdad a cualquier precio, o conviene a veces renunciar conscientemente al conocimiento para proteger la vida misma?
La película vive de las impresionantes tomas de paisajes, de la silenciosa presencia de los «elefantes fantasma» y de la voz narrativa característica y reflexiva de Herzog. La expedición se presenta como un viaje poético hacia lo desconocido, que revela tanto la fascinación como los riesgos de la curiosidad científica.