El documental Kabul, Between Prayers del director neerlandés-afgano Aboozar Amini, que tuvo su estreno en el Festival de Cine de Venecia de 2025, ofrece una mirada rara e íntima a la vida de los jóvenes afganos bajo el régimen talibán. La película se centra en dos hermanos, Samim y Rafi. Samim es soldado talibán a tiempo parcial, esposo, agricultor y está fascinado por la idea del martirio. Rafi, su hermano menor, está en la frontera entre la inocencia infantil y una realidad marcada por intervenciones militares, inestabilidad política y radicalización.
Amini describe su enfoque en una entrevista como un distanciamiento deliberado de las representaciones estereotipadas:
«No se trata de los talibanes, sino con los talibanes. Hay que desechar todos los prejuicios y empezar como un recién nacido: curioso, atento, sin prejuicios.»
Amini evita las exageraciones dramáticas o los juicios morales. En su lugar, deja que los protagonistas hablen por sí mismos, creando una sensación de autenticidad e intimidad. La fotografía y la composición serena capturan la belleza contrastada de Kabul, desde las estrechas calles hasta las amplias vistas del accidentado paisaje afgano. El rodaje fue un desafío, ya que la confianza tuvo que construirse lentamente, la comunicación avanzó con pasos cautelosos y cada movimiento estaba restringido. El director explica:
«Empiezas dando pasos vacilantes hacia adelante, como palpando en una habitación oscura, probando tus posibilidades.»
La película retrata con fuerza los conflictos internos de los protagonistas. Especialmente llamativa es la recitación del Corán de memoria por parte de Rafi, sin comprender su significado, un reflejo de la adopción superficial de ideologías religiosas en un entorno marcado por la inseguridad y la violencia. Al mismo tiempo, la obra explora los sutiles mecanismos de la radicalización, la lealtad familiar y la tensión entre el deseo personal y la expectativa social.
Amini enfatiza que, por encima de todo, su película trata sobre la humanidad:
«No tenemos que estar de acuerdo, basta con comprender. Las acciones que ayudan comienzan con nosotros en Occidente, porque lo que vemos hoy en otras partes del mundo comenzó aquí.»
La representación de Samim y Rafi obliga al espectador a abandonar la cómoda división entre “nosotros” y “ellos”.