
Father Mother Sister Brother (2025) de Jim Jarmusch, es una película silenciosa y conmovedora sobre la familia, las oportunidades perdidas y el poder de la empatía. En tres episodios ambientados en Nueva Jersey, Dublín y París, los hijos adultos se encuentran con sus padres o se enfrentan a los recuerdos que tienen de ellos. Cada episodio cuenta una historia independiente, pero todas están unidas por temas comunes como la alienación, las oportunidades perdidas y la búsqueda de cercanía.
Las fortalezas de la película radican en la sutil caracterización de los personajes y en su emotividad discreta. Adam Driver, Cate Blanchett, Charlotte Rampling, Indya Moore, Luka Sabbat, Mayim Bialik, Sarah Greene, Tom Waits y Vicky Krieps transmiten las historias con gestos mínimos pero impactantes, haciendo especialmente perceptible el tema del tiempo perdido y las palabras no dichas.
La música compuesta por el propio Jarmusch y Anika aka Annika Henderson refuerza el impacto emocional de las escenas, mientras que la cinematografía de Frederick Elmes y Yorick Le Saux captura momentos íntimos y acentúa el tono melancólico pero esperanzador. El montaje de Affonso Gonçalves proporciona un ritmo tranquilo y contemplativo que sumerge al espectador en la atmósfera introspectiva de los episodios.


Para muchos, sorprendente pero coherente, al revisar retrospectivamente el muy político concurso del 82.º Festival Internacional de Cine de Venecia 2025, se observa que, tras las protestas por Gaza, se dio la palabra al Cardenal de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, durante la clausura. En un mundo al borde del abismo, es precisamente esta película, premiada con el León de Oro, la que nos recuerda no lo que nos separa, sino lo que nos une. Todos estamos conectados como seres humanos por las mismas experiencias y temáticas, y la película nos hace conscientes de que, algún día, puede ser demasiado tarde, mostrando cuán valioso es no perder estos momentos.