La nueva película Broken English (2025), dirigida por Jane Pollard e Iain Forsyth y con Tilda Swinton en el elenco, resuena deliberadamente con la canción homónima de Marianne Faithfull de 1979. Desde el título se abre un campo de tensión: Broken English no solo hace referencia a un lenguaje fragmentado, sino que también simboliza las rupturas en la vida, la memoria y la sociedad.
La canción de Faithfull está imbuida de un tono sombrío y políticamente cargado, marcada por fragmentos de lenguaje y una voz quebrada que refleja violencia, aislamiento y desilusión social. Es a la vez una denuncia y una autorreflexión: la expresión de una mujer cuya vida y carrera fueron desgastadas en los márgenes de la atención pública.
La película retoma estas rupturas al replantear el legado de Faithfull dentro de un marco híbrido. El ficticio Ministry of Not Forgetting, donde Tilda Swinton actúa como supervisora y George MacKay como Record Keeper, hace visible cómo la memoria de Faithfull ha permanecido fragmentada: entre mitos mediáticos, escándalos y su verdadera grandeza artística. El « lenguaje quebrado » de la canción se transforma aquí en la « memoria quebrada » de una sociedad que suele conservar a sus íconos más en titulares que en sonidos.
Especialmente impactante es el contraste con la voz de la propia Faithfull: en 1979 todavía una rebelión áspera contra el silencio, y al final marcada por la edad y la enfermedad, pero aun así inconfundible.
A primera vista, uno podría preguntarse por qué este documental necesita estar integrado en una puesta en escena, y por qué el ministerio ficticio enfatiza con tanta frecuencia su propia justificación. Sin embargo, es precisamente en la composición total donde se revela la idea: no se trata solo de recordar en el sentido clásico, sino de la delicada y a menudo pasada por alto diferencia entre recordar y no olvidar. Mientras que la memoria siempre es selectiva, cambiante y subjetiva, el Ministry of Not Forgetting se erige como un signo contra el borrado, el suavizado y la reducción de biografías.
De este modo se establece un diálogo entre música y cine, entre pasado y presente. Broken English no es solo un título, sino un principio artístico: el reconocimiento de lo incompleto, lo fragmentario, como un espacio donde nacen la memoria y el significado.