Deadly is the female*

Perfecto cierre para esta semana de regreso a las femmes fatales, con una historia que tiene por protagonista a una mujer atractiva y peligrosa, atraída inexplicablemente por el poder de las armas, la emoción de sus disparos y la vida rápida.

Después de una estilosa introducción, en una oscura y lluviosa noche, de un niño igualmente atraído por la seducción de la polvora y los gatillos (pero con una total incapacidad para matar), la película dirigida por Joseph H. Lewis salta varios años hacia el futuro para mostrarnos a ese niño convertido en hombre. Barton Tare, interpretado por John Dall, el gay creep mastermind de ese sabroso y cruel crimen que es el centro de ROPE (La Soga, 1948) de Alfred Hitchcock, es este hombre que no ha podido dejar atrás su atracción por las pistolas y la curiosidad por una vida que no le satisface, en el pequeño pueblo en que nació y al que retorna.

Cuando Barton conoce en un carnaval de atracciones, en la periferia del pueblo, a la dulce-hermosa-psicópata Annie Starr (Peggy Cummins: ¡Yo también mataría por ti!) nace esta extraña pareja destinada a dar un giro despreocupadamente criminal a sus vidas, apoyados en la notable habilidad de ambos para colocar una bala exactamente en el lugar donde deseen.

Qué plano más didáctico.
Dance!

Quizás lo más interesante de este largometraje es la forma en que se retrata el cambio de Barton, este buen chico/buen hombre que no tiene nada que lo diferencie radicalmente de las otras personas del pequeño pueblo donde vivía, pero que, seducido por la imprevisible femme fatale, se ve empujado por ésta a tomar una decisión: ser “su hombre” implicará, obligatoriamente, seguir también su camino; un camino que ella ya ha delineado abruptamente, sendero que comienza al final de una línea de humillaciones, aburrimiento y poco dinero. Se acabó esto de “seguir las reglas de otros”: me amas y estás conmigo o te olvidas de mí.

Barton, dudoso aunque enamorado, decide seguir a ciegas a la chica que, a diferencia de él, no tiene problemas con asesinar a quien se les cruce. Viajando a través de EE.UU, la pareja se disfraza como otros personajes para despistar a la policía, mientras van cometiendo una serie de atracos que van escalando en botines y caídos en acción.

Ustedes bien saben que “ese último golpe” antes del retiro no suele ser lo que se promete (o ser muy eficaz), que el placer está en colocarnos, a nosotros como espectadores, en el lado equivocado de la ley, deseando que nuestros románticos villanos sean los que ganen y que, casi siempre –como le gusta a Hollywood- nada puede salir muy bien al final de tan largo escape de la sociedad y la justicia.

Entretenido noir que satiface por fin mi curiosidad con el material detrás de su afiche, uno que vi reproducido tantas, pero tantas veces en libros sobre el género.

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*Este fue el título original de la película.