Una película al día #91: “Los Indestructibles” (2010)

En “Isla Vilena”, una pequeña y calurosa isla sudamericana, tropical y bananera, su población se dedica casi exclusivamente a la producción de diversas drogas. El “Gobierno” Vileno tiene dos caras: por un lado el General Garza (David Zayas) un dictador de baja estatura y bigote, que habla un pésimo español -con un acento totalmente incomprensible  y al parecer de ningún lado- y que usa a su ejército para sembrar el terror en la población; y, por otro lado, James Munroe (Eric Roberts) un maléfico empresario norteamericano (ex DEA) que es quien realmente controla al dictador, secuestrando y torturando si es necesario a la misma Sandra (Giselle Ité), la bella hija de éste. Esta última es, algo así, como la deslenguada, sexy y artistoide líder de la rebelión popular. Pero…¿quién podrá ayudarnos?…

En una iglesia a miles de kilómetros de allí, tres actores iconos del cine de acción de los 80’s, en tres nuevos personajes, mercenarios todos ellos, comparten por primera vez un film y un plano en una de las pocas escenas donde el diálogo realmente prevalece a las balas y el músculo. Mr.Church (Bruce Willis), Barney Ross (Sylvester Stallone, delante y detrás de cámaras) y Trench (Arnold Schwarzenegger) hacen negocios. Mr. Church quiere, en nombre de EE.UU., pero de forma totalmente secreta (vaya, que sorpresa), que uno de sus dos interlocutores liquide al presidente (vaya, que sorpresa) y también al ex agente de gobierno devenido ahora en narcotraficante. Trench se retira elocuentemente.

Yo los declaro…
…marido y mujer. Not funny.

Mr. Church

What’s his fucking problem?

Barney Ross

He wants to be president!

 

El bueno de Barney acepta la misión, que tomará junto a “Los Indestructibles” (En el original llamados «The Expendables», es decir, “Los Desechables”), a la cabeza de su musculoso e icónico equipo –en uno de los mejores casting del cine- y en donde cada uno de sus miembros tiene un nombre más creativo que el siguiente, al igual que las figuritas de acción: Lee Christmas (Jason Statham), Ying Yang (Jet Li), Toll Road (Randy Couture) y Hale Caesar (Terry Crews). En la banca se quedan: Gunner Jensen (Dolph Lundgren) y Tool (Mickey Rourke). Al otro lado del ring esperan: Paine (Léase como «Pain» = dolor, y no la comuna de Paine. Steve Austin) y The Brit (Gary Daniels).

Violenta y descerebrada oda a los clichés del cine de acción de Hollywood de las últimas décadas, donde Sudamérica, para variar y con mucha indignación, sigue siendo presentado como el patio de juegos de los Marines, Navy Seals, Soldados, Mercenarios y otros asesinos del país del norte (tanto de la ficción, como de los reales), y que vienen a demoler edificios históricos, manejar a velocidades dementes por el pueblo y colocar balas donde se les ocurra. El salvador sigue siendo, al final y como este cine propone, el gringo de buen corazón: ese policía del mundo que se niega, en su última misión, a abandonar al pueblo oprimido a la sexy latina de turno. Esta última que más le valdría auto exiliarse, como Barney y Christmas le sugieren más de una vez, de su paupérrima nación gobernada por una tropa de simios.

«Andele, muévese el auto, que tú te has creído oiga!» – 80 millones dólares de presupuesto para la película, pero ni un dólar destinado a una sola persona que hable bien el español.
El sombrero es más grande que la cabeza
¡Hot Latina, ay Mama! ¿Shakira?
No, Sandra.

Barney Ross

What’s wrong with this picture?

Lee Christmas

Everything.

Para ver con el cerebro desconectado, aturdirse con el montaje rápido y la brutalmente estruendosa banda de efectos de sonido que domina tres secuencias de acción (set pieces) efectivamente elaboradas; una de ellas incluye un gigantesco hidroavión y a Statham disparando como si no quedara mañana. Insólita.

Burda insistencia, una vez más, con fabricar una exagerada y caricaturesca realidad (con razón algunos gringos que vienen a Chile se maravillan hasta con el asfalto), y que lamentablemente, hay que decirlo, aveces algo de realidad hay en esta visión, que coincide, intermitentemente con lo que se vive en algunas partes de este continente.

P.D. Si quieres ver por tus propios ojos –como debe ser, en vez de quedarte con esta crítica que vale menos que un plátano- muchas explosiones, músculos en flexión y sangre a raudales, pues al primero que coloque un comentario aquí, se lleva dos entradas gratis para ver en el cine “The Expendables”.