Una película al día #66: “El origen” (2010)

[ por: Andrés Daly ]

¿Por qué soñamos lo que soñamos? ¿que pasaría si nuestros sueños, si nuestras ideas, no son realmente nuestras?; en esta, la última película del talentoso Christopher Nolan (Following, Batman: El caballero de la noche), ambas preguntas están en el centro de  una muy original historia de ciencia ficción. La película trata de un robo, altamente tecnológico, en un mundo donde el espacio onírico ya no será, nunca más, un lugar seguro para nuestros recuerdos. La interconexión de ideas, personas y lugares en los sueños, esa verdadera realidad virtual que nuestro cerebro construye cada vez que cerramos los ojos, es un lugar de diferentes niveles, uno sobre otro, donde se mueven los protagonistas.

Para el mayor goce de esta historia, escrita por el director en un lapso de casi diez años con el sugerente título original de «Inception», es importante saber lo menos posible. Así que, a quien no la ha visto, puede estar tranquilo que no escribiré más que lo que el (despiste) de trailer nos dice, del cual ya escribí antes. Dominic Cobb (Leonardo DiCaprio) es un ladrón muy especial, es capaz entrar en el espacio más intímo de una persona, los sueños, el espacio construído y poblado por tu subconsciente, para robarte tus más profundos secretos.

Para una última misión, Cobb junta a un equipo de colaboradores, entre ellos su asociado Arthur (Joseph Gordon Lewitt) y la estudiante de arquitectura Ariadne (Ellen Page). Esta última, es sugerida por su profesor (Michael Caine), y deberá jugar un rol fundamental en el equipo, pues se necesita siempre de un arquitecto (al inicio de la película conocemos a otro, interpretado por Lukas Haas) para diseñar y construir mentalmente la ciudad y todos los espacios del sueño, con absoluto nivel de detalle. Este será el escenario donde realizar el robo, pero sin que el soñador se entere. Sin embargo, como en toda película de robos -esta tiene algunos toques de James Bond- un plan perfecto puede ser intervenido por situaciones y personas totalmente inesperadas.

Al centro, Dominic Cobb (Leonardo DiCaprio) navegante de los sueños.
Ciudad en transformación, sueños lúcidos.
Cobb y la arquitecta, Ariadne (Ellen Page)
¿Qué es la realidad?

Con un montaje paralelo entre espacios reales y oníricos, que pueden ser tan reales como los anteriores, se exige incondicionalmente la total atención del espectador -y que agradable es que un thriller se asuma correctamente a un espectador con cerebro- donde Nolan sigue probando, con creces, ser un gran maestro del guión; de esa narración cautivante, tal como lo hizo en «Memento» (2000) y «El gran truco» (2006).

La imagen perfecta, como siempre en manos de su colaborador Wally Pfister, su director de fotografía desde «Memento«, los espacios bellamente diseñados y construídos por Guy Hendrix Dyas (diseñador de producción que ha trabajado con Terry Gilliam, Alejandro Amenábar y Steven Spielberg), con la dirección de Nolan y un buen casting -siguen Cillian Murphy, Michael Caine y Ken Watanabe perteneciendo a su «compañía» predilecta de actores- son todas piezas de una película que se convierte en varias partes en energía pura, que cristaliza primero en el cerebro del espectador y luego en su estómago -y con ese maravilloso estruendo de Hans Zimmer, en las orejas también- aunque aún nos falta, es verdad, que llegue con esa misma fuerza al corazón. Para este último aspecto, hay una parte de la vida del personaje de Dominic Cobb que se expone y descubre lentamente en la película.

Set oriental. Diseño de Guy Hendrix Dyas
Escaleras paradójicas
Mal acostumbrados por estos lados, la publicidad sí puede rozar el arte.

Espectáculo orquestrado brillantemente por un mago, que hipnotiza y va revelando poco a poco sus cartas; siempre acostumbrado a romper expectativas, desde la historia de origen de un héroe conocido pero que comienza en orientales montañas (Batman Inicia), ciudades góticas a plena luz del día y a la sombra del urbano Michael Mann (el brillante inicio de The Dark Knight) y en esta, su séptima película, explorando de forma original un territorio muchas veces extrañamente mal mirado -el sueño y/o la pesadilla como recurso en guión no es muy valorado generalmente- debido a pobres utilizaciones en el pasado. Un territorio que otros osados cineastas como Terry Gilliam (Tideland) y Stanley Kubrik (El Resplandor, Ojos bien cerrados) ya han visitado en su particular manera. Para ver en cine, y ver de nuevo.

¿Es o no es?

Trailer:

Galería: