Una película al día #32: “La fiebre del loco” (2001)

[ por: Andrés Daly ]

Ya chiquillas, a lavarse la flor. Se acabaron las vacaciones.

Cuando veía esta película de Andrés Wood (“Machuca”, “La buena vida”), hace un par de meses, más allá de las historias y conflictos de los múltiples personajes, no podía dejar de pensar en el contexto donde esta ocurre (Isla Toto, Región de Aysén), y en general, en la belleza geográfica y social de Chile; en los diferentes mundos que se esconden detrás de cerros, fiordos, canales, hielos y desiertos. Aunque no conozco esta Isla en particular, creo que puedo decir que he tenido el privilegio de conocer, de forma fragmentada, una arista de la impresionante y rica diversidad de este increíble país. Geografía y narración, unidas de forma casi perfecta en una de las mejores películas de la filmografía nacional, que a su vez, se presenta como un cuento latinoamericano (perfectamente podría haber sido escrito por García Marquezo Vargas Llosa) llevado a la pantalla grande.

Una semana después de una residencia de un par de semanas en la Isla Lemuy*, en el archipiélago de Chiloé, la Isla Toto sigue apareciendo todavía en el horizonte de los recuerdos. El lugar donde se realizó el épico rodaje de esta película (por siete semanas) es donde se enmarcan las tristes historias de personajes tan ricos en carácter y construcción, que quedo, felizmente, con gusto a poco.

«Los hombres son harto raro. Cuanto mejor la pasan es cuando peor están por dentro.

Vos tenis frases para todo. ¿Por que no te escribís un libro? Te haríai famosa.

¿Puta y escritora?… Si míralos, terrible pintada de monos. Te apuesto que está pensando en alguien que le hace mal.»

«No estís triste, no vale la pena.

Si no estoy triste.

¿No digo yo que todas las mujeres cagamos por lo mismo?

¿Qué sería?

Por amor. Osea, por hueonas en realidad, porque el amor, ¿ese amor?. No existe. Nadie te va a dar nunca lo que vos necesitai, nadie, ni mucho menos de casada. Te lo digo por experiencia. Al principio es bonito, lo reconozco. Una ve estrellas. Tenís que aprovechar si, porque a los meses, antes del año te diría yo, ya te empezai a sentir rara, botada, sola, que no te escucha tus cosas. Le pedís que te haga cariño y te agarra una teta. Ya no tenís otras presas. Tetas y vamos pa’ dentro. De ahí te empieza a molestar todo del hueon , que es hediondo, que es guatón, que mea fuera de la taza sabiendo que la hueona que va a limpiar vai a ser  vos. Y ahí te podís quedar dando vueltas en tu larga vida matrimonial, si es que los cuernos te lo permiten sí, porque el hueon te va a gorrear. Esa huea te la doy firmada con mis lágrimas. Mira yo, me volvería a casar, pero con un viejo, millonario. Me lo mato a cachas, me quedo con todo, ahí si. Por interés si, pero por amor…también.»

*Y por lo que seré breve en los comentarios, para ponerme al día.