Una película al día #146: “Resident Evil: Afterlife” (2010)

Por amor a Milla

[ por: Andrés Daly ]

En realidad, no tengo muy claro por qué quería ver esta película, aparte de las cuatro palabras bobas que escribí arriba de mi nombre. ¿Por sentir un poco de esa familiaridad de ver a Milla enfundada en cueros negros, disparando a dos pistolas a una masa genérica y mal genio de zombies hambrientos?. ¿Por amor al género de los zombies y la efervescencia heredada de The Walking Dead del año pasado?. Después de nueve años Milla, la eterna, siempre delgada y bella mujer que no envejece, vuelve a ser la inmortal Alice, la mujer que cada vez tiene menos emociones y más enemigos que despachar. Con cuatro películas de acción como esta y otras más en su curriculum como la sobre estetizada, violenta y aburrida Ultraviolet (2006, Kurt Wimmer), Jovovich hace rato que se ha convertido, con propiedad, en una de las dos únicas mujeres de Hollywood que hacen películas de acción regular y exitosamente hoy en día. La otra se apellida Jolie.

Tenemos hambre
Umbrella haciendo la limpieza
L.A. post apocalipsis zombie
Hollywood canibalizándose a sí mismo

Como siempre, la todopoderosa corporación Umbrella (la causante de la plaga zombie del 2002) sigue haciendo pedazos lo que queda del planeta: las ciudades son ruinas y cenizas, y los patéticos seres humanos que se esconden en ella viven a muy corto plazo -antes de terminar en los dientes de un zombie- y son además, que agradable, preciado material reciclable. Albert Wesker (Shawn Roberts), una especie de metrosexual Señor Smith (Matrix), viaja entre las kilométricas bases subterráneas de Umbrella -esta bien exagerar, pero ¿quién hizo estas proezas de la ingeniería?…construídas en tiempo record probablemente por la misteriosa empresa constructora que hizo una Estrella de la Muerte en menos de un año- y unos barcos cargueros de la misma Corporación donde se almacenan seres humanos capturados para seguir experimentando con nuevos virus. ¿Por qué no, a estas alturas que puede ser peor?.

El Señor Wexler disfrutando de sus espacios monumentales/minimalistas
Slow Motion Beautiful Fest
Setecientos pisos bajo tierra

Alice, convertida en la Amelia Earhart del Apocalipsis, viaja por los aires buscando señales de vida y decide ir en ayuda de un grupo de hombres  y mujeres atrapados en la azotea de un edificio del viejo y destruído Hollywood. ¿El resto de la trama? se pueden sintetizar como una sucesión de escenas que contienen centenas de balas, sangre y agua en cámara lenta, objetos afilados que van dirigidos hacia la cámara –para el espectador que pagó complacido la entrada en 3D- perros tradicionalmente furibundos, zombies desnutridos pero atléticos y Milla, la figura de acción favorita de este hombre y muchos más, corriendo, saltando, agachándose, enojada, hablando, frunciendo el ceño, corriendo nuevamente, peleando, etc. Hasta la próxima, Milla.

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