Una película al día #100: “El monstruo de la Laguna Negra” (1954)

[ por: Andrés Daly ]

Esta famosa película de una serie de monstruos de la Universal, se estrenó hace sesenta años como una historia de terror de bajo presupuesto –sin muchas expectativas- sobre un mounstro prehistórico, humanoide, acuático, poco expresivo y nada de amigable. Aunque se despacha sin asco unos 6 hombres (que invaden su territorio) en menos de noventa minutos, algo hay en esta película que la convirtió, al menos para mí, en una comedia disparatada. Es además parte de la fiebre por el cine 3D de la época, que, para el que no lo sepa, fue una moda pasajera que resurgió después brevemente durante los ochenta. ¿Será una moda pasajera también la que vivimos hoy día?.

Como no reirse con una película que parte nada menos que con el ¡Big Bang! (y yo que pensaba que 2001: Odisea del Espacio de Stanley Kubrik partía con una época prehistórica, acá sí que estamos hablando de eventos pasados), junto a una narración en off que nos cuenta el desarrollo de las especies e introduce así la siguiente escena que ocurre, para gran sorpresa, en las extrañas tierras del Amazonas donde viven los mounstros.

Un científico y sus dos esclavos dos ayudantes encuentran un extraño brazo humanoide, fosilizado en una pared de roca. Mientras los tres conversan, hace su aparición una de las escenas recurrentes –y divertidas- de la película: nuestro escamoso antagonista, fuera de cuadro y sin que el trío se percate, saca su extraño brazo -ahora uno real- fuera del agua y lo posa en la orilla. La música de Henry Mancini explota con un tema que escucharemos insistentemente a lo largo de la película, una y otra vez.

El científico parte entonces a algún lugar dentro de Brasil (aunque en esta versión del país de la samba todo parece estar escrito en español, que curioso) a pedir ayuda a un colega y buzo especialista, que junto a su bella novia y un equipo de científicos –al estilo de King Kong del año 1933- se suman a la travesía a la misteriosa tierra del tesoro arquelógico. Cuando llegan finalmente, los ayudantes del científico ya fueron triturados por el mounstro, en otra divertida escena con la mano amenazadora (que vimos minutos antes) y unos primeros planos de las victimas aterrorizadas: una gran tradición que viene de películas como Dracula o Frankenstein y que la inspirada Spiderman 2 (2002) de Sam Raimi, supo sacar provecho como uno de sus elementos recurrentes.

Sin más fósiles que encontrar en la pared de roca, el grupo decide ir al lugar donde la corriente del rio puede haber dejado el resto del cuerpo del que obtuvieron una mano. Se suben al RITA, un pequeño barco y se adentran a la temida Laguna Negra. Como moscas, el mounstro irá aniquilando a la tripulación de a poco, mientras, en otra referencia a King Kong de 1933, el mounstro queda extrañamente enamorado de la figura femenina.

Un baile bajo el agua en que nuestro verde enemigo nada, como en un espejo, bajo la bella Kay Lawrence (Julie Adams), totalmente inconsciente de lo que ocurre bajo ella, observando su cuerpo (que a contraluz parece desnudo), temeroso de tocarla. Sorprendentemente, en una escena siguiente ya no son sólo planos anteriores del nado de la mujer los que recuerdan e influyeron probablemente el inicio de Tiburon (1975) con la bañista desnuda asesinada y vista desde dentro del agua, sino que ahora lo es la música, con antecedentes a la música de John Williams, mientras el poco afable mounstro sigue rondando y tratando de eliminar a la poblacion del RITA.

Clásico del cine de mounstros, invasiones, bichos gigantes y otros del cine de los 50’s en EE.UU., especialista por entonces en paranoia, dobles lecturas, burdos efectos especiales, basicos dialogos, gritos a granel y pesimas actuaciones, pero que, por efecto del tiempo transcurrido y su posicion hoy dia en la historia del septimo arte –junto a sus inadvertidas cualidades comicas- tiene un lugar, como puede verse, en el corazon de muchos cinéfilos. Las malas películas a veces logran eso.

Creature from the Black Lagoon (1954, EE.UU.) de Jack Arnold. Universal Studios.

P.D.: Este –aunque me cuesta un poco creerlo- ya es el post #100 de Una Película al Día. Queda mucho camino por recorrer…

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