Green Room

En el claro de un bosque, lejano a cualquier atisbo de civilización, unos poco civilizados neonazis-skinheads-rockeros-metaleros escuchan durante el día a un conjunto de bandas independientes de su gusto, envueltos en la oscuridad de su misterioso bar favorito. Por cosas desafortunadas de la vida, una desconocida (o emergente, como les gusta escribir hoy) banda punk-rock que iban en su vieja van a un improvisado y paupérrimo «tour» hacia otro lugar, aceptan la idea de último minuto que les propone un conocido de hacer una rápida tocata en este oculto bar, por unos muy bienvenidos dólares. Una muy mala idea.

Más allá del morbo interés que pueda producir ver una de las últimas películas del actor recientemente fallecido -en un accidente muy absurdo- Anton Yelchin (Chekov en la actual saga de Star Trek, protagonista de ese remake chupasangre de «Fright Night» (2011) con Colin Farrell y como un joven Kyle Reese en la espantosa película de ese artesano del cine chatarra, McG, «Terminator: Salvation»), Green Room (2015) tiene méritos propios más que suficientes para ser vista y disfrutada por sí misma, con la angustia espantosa que produce. Todo comienza cuando la banda es testigo de algo que no debió presenciar y Darcy (Patrick Stewart), el viejo dueño del bar, llega a coordinar la desaparición de las evidencias y testigos.

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Un placer ver a Stewart de villano. Inteligente, macabro, medido, sin sobre actuaciones.
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Anton Yelchin como Pat (y el siempre útil gaffer)

La buena actuación de Yelchin da indudablemente para pensar que de seguro daría con un papel en el futuro -un personaje más sabroso desde el guión- que le entregaría mayor renombre probablemente pasados los 30 años de edad. Quizás desde el campo de la dirección ya que actualmente preparaba su primer largometraje. Al actor que lamentablementó se sumó al Club de los 27, integrado por artistas fallecidos a esa corta edad como Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Kurt Cobain, Amy Winehouse y Jean-Michel Basquiat, por nombrar algunos muy conocidos, sólo podremos verlo actuar en cuatro películas más, todas ellas hoy en post producción.

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Testigos en peligro

Brutalmente violenta, dispuesta a desafiar algunas convenciones de su género, de impecable fotografía, con buen manejo del suspenso y con una intensidad poco usual, «The Green Room» fue dirigida y escrita por Jeremy Saulnier, que hizo previamente «Blue Ruin» (2013), título que se fue directamente a la lista de mis películas por ver.

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