5 cámaras rotas

Una realización que muestra el poder que pueden tener las imágenes, al tiempo que la violencia que presentan hoy los conflictos políticos.

[ por: Camila Alcaíno ]

El largometraje documental (5 broken cameras, 2011) de 90 minutos, cuenta la historia de un agricultor de olivos, que pasa de tener una vida tranquila en la aldea en donde nació, Bil’in en Cisjordania, a luchar contra la ocupación israelí. La cual provoca la usurpación de tierras fértiles de los aldeanos para construir condominios de viviendas para los colonos y la segregación del territorio por cercas y muros.

Dirigida por Emad Burnat, el film –que es su primer largometraje- es, siguiendo la clasificación de Bill Nichols, de carácter interaccional, puesto que el agricultor protagonista, es también  director y camarógrafo. La producción fue codirigida por Guy Davidi.

Nominado al Oscar por mejor documental en el año 2013, el largometraje cuenta la historia de la ocupación del territorio de la aldea de Bil`in, un pequeño pueblo que aún mantiene el sistema de vida en comunidad.

Con el nacimiento de su tercer hijo, Emad compra una cámara para retratar cada momento del nuevo integrante de la familia y, junto a esto, comienza a registrar todos los acontecimientos que la ocupación israelí comienza a provocar.

La destrucción de cinco cámaras producto de los incidentes en las manifestaciones guían el relato, el que paso a paso muestra al espectador la lucha agotadora que llevan a cabo los pobladores de la aldea. Los adultos alegres pierden su alegría, la ira aparece, sin embargo, la fuerza de los que luchan se mantiene hasta al final. “Que retiren la cerca, ya sería un gran triunfo, porque las tierras nunca las recuperaremos”, dice uno de los protestantes que durante el documental grita sin parar contra la ocupación.

Desde el 2005 al 2010 Emad filma el desarrollo del conflicto y, junto a esto, cada paso de su hijo, un pequeño que comenzó a vivir en un contexto sociopolítico que no ofrecía más que violencia. El director del documental expone al espectador cómo su hijo menor, Gibreel, configura su visión de la realidad en un mundo en donde las fronteras son físicas, a tal limite que a ellos les pusieron una reja para no pasar hacia el otro lado, el de los israelís.

Emad comienza casi por instinto la filmación de la resistencia pacífica palestina más famosa, que incluso recibió apoyo internacional. En el desarrollo del largometraje expone como la cámara lo hacía sentir protegido y la necesidad que tenía de capturar imágenes de lo que estaba sucediendo. Y como es de conocimiento popular que las imágenes valen más que mil palabras, Emad fue encarcelado y tuvo una serie de problemas producto de la pasión que lo llevaba a filmar cada manifestación.

Seis cámaras llego a utilizar durante el conflicto (2005-2010), pero sólo la sexta sobrevivió al desenlace de la historia. Las otras cinco se dañaron sistemáticamente en las diversas manifestaciones y una incluso le salvo la vida.  “Me hizo recordar lo frágil que es la vida”, dice Emad en el documental; la bala que iba directo a su rostro quedó alojada en el aparato, sin dañar al ahora director de cine.

Ganadora al premio de mejor documental en el festival de cine Sudance en el 2013, “5 cámaras rotas” es un relato personal acerca de uno de los conflictos más famosos y pacíficos que se vivió en Cisjordania. Muerte, lucha, pasión, vida e identidad son los conceptos que se encuentran presentes en los 90 minutos del largometraje.



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