La apuesta de Sebastián Brahm

Una película chilena que no lo parece

[ por: Constanza Khamis ]

Tres películas chilenas se estrenaron en agosto. Stefan v/sKramer, la primera de ellas, batió todo tipo de récords con más de un millón de personas en salas. «No» no ha tenido el mismo éxito, pero sí disfruta de una gran difusión y más de 60 mil espectadores en las tres semanas que lleva en cartelera.

El 23 de agosto llegó a algunas salas una tercera, pero que no corre la misma suerte. «El Circuito de Román» es una película independiente y más pequeña que con pocas copias quiere llegar a los 10 mil espectadores. «El mes está durísimo. Yo entiendo que es una película independiente, nunca he tenido expectativas… las películas tienen un desempeño mucho más restringido. Yo espero capturar interés. No estamos en tantas salas. Mi objetivo es mantenerme en las salas en las que estoy», explica Sebastián Brahm, director de la película.

Brahm apuesta a lo que sucedió con Bonsai. Cine de nicho que define como de ciencia y ficción, y como algo que no se ha visto dentro de los parámetros del cine chileno. «Es una película que no parece chilena. Ese es como el texto porque es como una película de otro lado que se da acá», es la manera en que Brahm define su ópera prima.

«No es una película tan de festival. Tiene una cosa más clásica.», explica sobre la estructura de su guión que cuenta con héroe, antihéroe, peripecias, adversarios y todo lo que define a una película convencional. Pero toca un tema no convencional en nuestro país. El tema de la memoria, y no la memoria histórica, que sí está retratada en el cine chileno, sino que la memoria real, la esfera del cerebro que la retiene y la investigación científica que se puede dar alrededor de ella. «De hecho nos está apañando el movimiento «más ciencia para chile» de científicos jóvenes porque saben que es genuina»,explica el director sobre el contenido de la particular cinta.

Y aunque el aspecto científico juega un rol fundamental y los diálogos al respecto son exactos sobre los conocimientos que se exhiben, Brahm destaca que lo importante no es el qué, sino el cómo. «Lo que realmente importa no son las cosas puntuales que se dicen, sino las relaciones que se establecen entre ellos, como en cualquier drama», concluye.

 

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