Una película al día #71: “La carretera” (2010)

Un futuro cercano

[ por: Andrés Daly ]

Que depresión la que obtuve al final de ver esta buena película. El Hombre (Viggo Mortensen) y su hijo, El Niño (Kodi McPhee), caminan muy abrigados y sucios, empujando un carrito de supermercado con algunas de sus pertenencias, por una tierra que está muriendo. La Tierra, completa, está muriendo. Gris, nublada, cada vez más fría, llena de ciudades y pueblos polvorientos, destruídos y abandonados; rodeados de una naturaleza que va camino a su extinción, sin animales, excepto, algunos pocos insectos y los tristes y hambrientos seres humanos que ahora se dividen en dos horrorosos grupos: los sobrevivientes y los caníbales.

El Hombre y el Niño, que nació cuando el mundo ya había cambiado, caminan incansables hacia el sur, buscando comida, abrigo, escapando asustados de las personas en el camino, siempre alertas. En la carretera, se encontrarán con otros hombres y mujeres, con sus propios recuerdos, con el dolor, la muerte, el miedo, la esperanza y también con el desmoralizador deseo de acompañar a otros que ya se fueron.

Plano inicial: recuerdos, la renuncia al color.
El Hombre (Viggo Mortensen)

El Niño (Kodi McPhee)

Una película tan poética como profundamente desesperanzadora, triste e inquietante en casi todo su metraje, actuada a la perfección por Mortensen y  McPhee, dirigida por John Hillcoat, y basada en el libro del mismo nombre, ganador del Pulitzer, escrito por Cormac McCarthy (No country for old men). Una realista, silenciosa y minimalista historia en el apocalipsis, en una época en que generalmente se prefieren las explosiones, la grandilocuencia, el ruido y la poca sutileza. Muy recomendable.

«Entraron al pequeño calvero, el chico aferrado a su mano. Se lo habían llevado todo excepto aquella cosa negra ensartada sobre los rescoldos. Estaba examinando el perímetro del claro cuando el chico se dio la vuelta y sepultó la cara en su cuerpo. El hombre giró rápidamente para ver qué había pasado. ¿Qué?, dijo. ¿Qué pasa? El chico meneó la cabeza. Oh, papá, dijo. Se volvió para mirar otra vez. Lo que el chico había visto era un bebé carbonizado ennegreciéndose en el espetón, sin cabeza y destripado. Cogió al chico en brazos y regresó a la carretera estrechándolo con fuerza. Lo siento, susurró. Lo siento.»

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